¿Un diagramador con estilo o un corrector con diseño? (parte 1)[1]


Por: Wilman Stick Prieto Bohórquez

“La cultura no es acumulación de saber sino discriminación, no hay educación sino desorden mental”.

Umberto Eco.

Resumen

En el proceso editorial confluyen dos actores fundamentales: el corrector del estilo y el diseñador, los cuales realizan tareas específicas en la edición de una publicación; la problemática surge cuando estas actividades se entrecruzan o solapan, por ejemplo, en el momento que el corrector entrega el texto original o las pruebas impresas con ajustes representados con signos ortotipográficos y el diseñador manifiesta dudas o confusión en la implementación de dichas correcciones a la retícula en la diagramación; por consiguiente, esta ponencia evidencia la necesidad de integrar el diseño con la corrección de estilo o viceversa y aborda los roles en el proceso editorial, las semejanzas en sus actividades y expone una manera académica (en el marco de un diplomado), como actualmente se integraron estas dos áreas del proceso editorial.

Palabras clave

Proceso editorial, corrección de estilo y de pruebas, diseñador, diagramador, tipografía y publicación.

Abstract

There are two main actors in the Writing-Publishing Process, the Proofreader and the Designer. Both perform specific tasks during the edition of a publication. However, problems may arise when the editor suggests adjustments related to Typographical Syntax (Orthotypography) when having the original text or printed drafts whereas the designer manifests doubts or confusions in the implementation of such corrections to the diagram design. Therefore, this paper attempts to highlight the need to integrate Proof-reading to the Design discipline. It also addresses the roles within the Writing-Publishing Process, its similarities and the academic application I am currently using to integrate these two areas of the writing process.

Keyworks

Writing-Publishing Process, Proofreader, Designer, Diagram Designer, Typography and publication.

Introducción

Hace unos años al fundar una empresa de diseño[2] y trabajar de manera sistemática en diagramación, ilustración y producción de libros para diferentes clientes, nos surgió la necesidad de conocer a fondo cada paso del proceso editorial y, principalmente, la corrección de estilo de originales o pruebas, es decir, buscamos entender el momento posterior a la generación del texto (por el autor o el traductor) en el cual el corrector de estilo nos entregaba el original tipeado para diagramar o nos revisaba las pruebas (impreso con el diseño establecido por el manual o libro de estilo), con una serie de ajustes textuales, gramaticales y signos ortotipográficos (ver figura 1) que generaban duda y confusión o atiborraban el texto y las márgenes. De manera que, la implementación de dichas enmiendas y otras incoherencias presentaban un desafío para la organización final de los textos en las retículas por parte del diagramador, entonces: ¿Diseñadores o diagramadores debemos integrar la corrección de estilo para optimizar el proceso editorial y la propia labor? ¿Estamos avanzando hacia un diagramador con estilo o un corrector con diseño? En consecuencia, tomando la afirmación de Rodolfo de Roux 1997: “partimos de un saber que, en buena parte, es ignorancia” (p. 13), la decisión inicial fue el estudio académico de la corrección de estilo y obtener la experiencia para descifrar dicha actividad en la intervención de los textos e integrarla al diseño y diagramación.

Figura 1. Signos ortotipográficos. Material entregado en el Diplomado de edición y corrección de estilo.

Acorde con lo anterior, vamos a desarrollar la ponencia señalando algunas consideraciones del quehacer del corrector de estilo, del diseñador y del diagramador, después realizamos un símil entre las actividades del corrector y el diseñador a partir de ciertas complejidades del proceso editorial y, por último, expondremos la aplicación a nivel académico en el diplomado de edición y corrección de estilo de la Universidad Nacional de Colombia, con la inclusión del diseño y la diagramación.

Labor del corrector

Desde la etimología, la palabra corrector viene del latín corrector y significa el que endereza, el que señala errores o los arregla; además, como lo plantea (Valle, 2001) las palabras corrector y corrección se derivan respectivamente de las latinas corrector y correctio. Estas, a su vez provienen de corrigo (yo corrijo) que es un compuesto de cum y rego; y esta última proviene, según unos, de re-ago (contracción de recte-ago, es decir, yo obro rectamente) y, según otros, de la palabra hebrea raga (yo apaciento). Según esto, el corrector (cum-rector) es el que dirige, ordena, enmienda y perfecciona una obra de acuerdo con el que la ha producido.

    A su vez, la actividad de corrección de estilo es la operación que efectúa el corrector de estilo sobre el original. En ella influyen dos complejidades: el fondo y la forma. El fondo es el sentido, la trama o argumento, la ilación o el contexto, es la parte más importante de este quehacer. El corrector de estilo debe seguir fielmente el desarrollo del argumento, sea este literario, científico o artístico, a fin de que no haya irregularidades o contradicciones. Si se trata de una traducción, este debe reflejar fielmente el original extranjero. Íntimamente ligada al fondo se halla la forma, en otras palabras, el modo de expresar, la gráfica de las voces; en esencia: la gramática.

    El oficio del corrector es fundamental en el proceso de edición de una pieza impresa o interactiva, pues de la coherencia de sus ajustes y sugerencias en los textos originales (eliminar las faltas ortográficas, aclarar párrafos oscuros, dar uniformidad a la obra, entre otros) dependerá el trabajo posterior de diseño y diagramación para representar el escrito con la composición más óptima; así mismo, la corrección de pruebas, revisión sobre el diseño y la diagramación (ver figura 2), es importante para dar un nivel de calidad y pureza tanto en el idioma como con su correspondencia gráfica; por tanto, algunas recomendaciones para el corrector de pruebas (que en algunas editoriales es diferente al corrector de estilo) como lo sugiere (Valle, 2001), son:

Figura 2. Ejemplo de corrección de pruebas de un texto escolar.

  • Buscar instrucciones o detalles en el manual de estilo (del corrector de estilo, editor o director de colección).
  • Leer cuidadosamente toda la arquitectura exterior, por ejemplo en un libro: portada, portadilla, lomo, frontispicio, página de créditos, cornisas, colofón, entre otros.
  • Verificar la continuidad y la correcta ubicación del foliado (números de página).
  • Comprobar que las últimas correcciones de galeras (o corrección tipográfica) hayan sido incorporadas y que no se haya modificado el “entorno” a causa de ello. Esto es muy posible en la autoedición por computadora, sobre todo si el programa usado está en inglés: hay problemas en los cortes de palabra al final del renglón y cualquier movimiento en una línea puede descoyuntar todo un párrafo.
  • En las épocas heroicas de la impresión se llamaban “viudas” las palabras o líneas muy cortas que quedaban a principio de una página. Lo mismo pasaba con los subtítulos que quedaban muy cerca del final de la página. Otros detalles delicados: se recomienda no permitir que dos o más líneas terminen con la misma palabra o silaba porque confunde la lectura. Más importante es revisar bien los cortes, al final de renglón, de palabras compuestas que lleven guion intermedio sobre todo cuando se quieren destacar prefijos.
  • Si los títulos y subtítulos han sido cambiados de mayúsculas a minúsculas, o viceversa, leerlos todos de nuevo.
  • Prestar mucha atención a los tipos y cuerpos de letra, especialmente en los títulos y subtítulos, cuando estos tienen una relación de jerarquía entre sí. Siempre comparar páginas distantes porque se pierden de vista (y de memoria).
  • Revisar que todos los capítulos (o equivalentes) comiencen a la misma altura de la página. Si deben ir en página impar (a la derecha de quien lee), asegurarse de que efectivamente es así.
  • Revisar con triple cuidado el índice. Que los títulos y subtítulos incluidos coincidan con los del interior del libro (y con su correspondiente número de página).
  • Si no se lee el texto completo (y si se lee, no está de más) verificar la continuidad de las páginas: últimas palabras de una con las primeras de la siguiente.
  • Asegurar la continuidad de párrafos o subtítulos numerados: 1), 2), 3) o bien a), b), c); que todos, además, usen el mismo sistema: con paréntesis, con punto o con raya. Lo ideal sería no mezclar sistemas pero esta es una decisión de la corrección del original.
  • Suele ser necesario ajustar las páginas del libro a un número múltiplo de 8: 16, 32, 64 (según el tamaño del libro y, por lo tanto, del papel usado para imprimirlo). Aunque esto es tarea del editor o del director de la colección, es mejor verificarlo.
  • Cualquier anomalía, aunque parezca banal a primera vista, consultarla varias veces e incluso con varias personas. Es preferible ser obsesivo a dejar pasar un error.

[1] Ponencia presentada para el Festival de La Imagen 2017 en Manizales, Caldas.

[2] Itro Graphic E.U. es una industria creativa constituida en el 2005, dedicada al diseño gráfico, editorial, web, fotografía (aérea y tour 360º), vídeo, sistemas multimedia, proyecciones holográficas, publicidad e impresión.

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